jueves, 15 de enero de 2009

Ejercicio fisico y Adultez

Acerca del Autor: Leonardo Leinhold, Profesor de ed. fisica, entrenador personal, guardavidas, buzo de rescate y timonel de yate a vela y/o motor (avalado por prefectura naval argentina)

El ser humano a lo largo de su vida va iniciando una serie de ciclos con un principio y un fin. El primer ciclo es el de la infancia, le sigue la juventud, la adultez, y, finalmente, la vejez.
La mayor parte de las actividades físicas y recreativas, están destinadas a los infantes y a los jóvenes. Por este motivo, se crean necesidades en los adultos que no son satisfechas por no contar con demasiado tiempo libre, y en el escaso tiempo libre que tienen, no se sienten motivados para realizar actividad física.
Esta falta de motivación acarrea consigo algunos problemas. Se sabe, desde hace muchos años, que conforme avanza la edad se produce una reducción de los principales índices de capacidad funcional del organismo. Uno de los ejemplos que se encuentran más a la vista es el volumen máximo de oxígeno de la persona (Vo2 máx.) Algunos autores han establecido que la disminución del Vo2 máx. se produce a razón de 0,9 ml/kg/min por cada año de edad, a partir de los 22 años. Sin embargo, en estudios realizados en sujetos que empezaban a entrenarse en edad adulta se ha observado el fenómeno opuesto: se ha producido un aumento del Vo2 máx. con el paso del tiempo como consecuencia de las adaptaciones fisiológicas del entrenamiento.
A partir de este planteo, se afirma que la mayor parte de los cambios que normalmente se asocian con la edad provienen de la no utilización. Esto ocurre debido a que, a medida que el ser humano se va haciendo mayor, tiende a moverse menos.
Para afianzar aún más esta teoría, se recurre a la experiencia del Dr. Walter Bortz (importante médico deportólogo estadounidense), quién, hace algunos años, pasó seis semanas con una pierna enyesada a raíz de un accidente que tuvo esquiando. Cuando le quitaron el yeso, Bortz, que en ese momento tenía 39 años, se horrorizó al verse la pierna. “Era algo espantoso, arrugada, descolorida... la pierna de un viejo.”
Esto llevó a Bortz a iniciar una investigación exhaustiva sobre la similitud que puede establecerse entre los cambios biológicos que se asocian normalmente con el paso de
los años y los que se producen por la no utilización. En un artículo publicado en el
Journal of the American Medical Association, en 1982, Bortz Enumeraba una serie de cambios físicos, por ejemplo la pérdida de tono muscular, el deterioramiento de los órganos y la osteoporosis, como prácticamente indistinguible si son debidos a la edad o a la inactividad. Además planteaba la hipótesis de que el ejercicio puede retrasar el inicio de ciertas enfermedades generalmente asociadas a la edad, como las cardíacas o la artritis. El planteamiento de Bortz es el siguiente: “como mínimo una parte de los cambios que normalmente se asocian con la edad en realidad tienen su origen en la no utilización y, por lo tanto, pueden corregirse.” [1]
Ahora bien, ¿de qué manera pueden corregirse? La respuesta es simple: a través del ejercicio.
Las últimas investigaciones aseguran que los mayores beneficios para aumentar
la longevidad se producen cuando uno gasta más de 2.000 calorías semanales en ejercicio. Caminando se gasta un poco más de 300 calorías por hora. Si se camina durante seis horas, se alcanzan las 2.000 calorías.
Pero, a través del ejercicio no sólo pueden corregirse los cambios asociados con la edad, sino que también existen muchos otros beneficios.
Si lo que busca la persona es quemar el exceso de grasa corporal convirtiéndolo en energía, es decir, que no busca acumular fuerza o masa corporal magra, entonces lo mas recomendable es el ejercicio aeróbico.
Si bien aeróbico es una palabra que parece sacada de la era espacial, sólo significa hacer ejercicio con la presencia de oxígeno.
La práctica de ejercicio aeróbico no es otra cosa que desarrollar una actividad que aumente la intensidad del ritmo cardíaco hasta cierto porcentaje de su máxima capacidad. La rapidez máxima del latido depende de la edad y va disminuyendo a medida que se envejece. (Una buena aproximación a la cifra de máxima capacidad de ritmo sería tomar como base 220, porque 220 es aproximadamente la frecuencia máxima del recién nacido, y restarle la edad del individuo en años ,ya que se supone que cada año disminuye una pulsación.)2
Los ejercicios intensos, queman aproximadamente el doble de calorías por hora que el caminar.
Cuanto mayor sea la intensidad del ejercicio aeróbico, mayores respuestas hormonales se lograrán. El ejercicio aeróbico de alta intensidad reduce los niveles de insulina e incrementa los niveles de glucagón. Este equilibrio significa que se libera más grasa acumulada en el tejido adiposo.
Pero, ¿que ocurre con el ejercicio anaeróbico?. Desde un punto de vista hormonal, el ejercicio anaeróbico (sin presencia de oxígeno) no parece ser el más adecuado. La transferencia de oxígeno es muy limitada en este tipo de ejercicios por lo que aparentemente no se quemarían grasas de forma directa.
A pesar de ello, el ejercicio anaeróbico actúa como un catabolizador indirecto de las grasas mediante la liberación de la hormona somatotrofina, es decir, la hormona de crecimiento. Esta hormona es la que tiene mayor poder de combustión de grasas en el cuerpo humano, y, al mismo tiempo, permite construir tejido muscular nuevo.
Por lo tanto, tanto el ejercicio aeróbico como el anaeróbico, son necesarios para aumentar la longevidad, reducir los excesos de grasa corporal e, incluso, para crear masa muscular.




1 La Musculación. Preparación a los deportes. Acondicionamiento general. Bill Pearl. Ed. Paidotribos, 3° Edición (1997) Pág. 342
2 Actividades físicas adaptadas – Capacitación profesional, Lic. Frangi,I. – Lic. Rodriguez, M. (2003)

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